Pasaron varios minutos cuando me
desperté envuelta en una pequeño copa de flores. Me encontraba en un pequeño
campo de flores. Era un pequeño paraíso que llenó mi mente de inspiración. Me
senté bajo un gran árbol, abrí mi cuaderno y empecé a escribir, a reflexionar
sobre la vida, ya que poco a poco iba perdiendo la esperanza y
necesitaba escribir. Comencé así: “Me encuentro
perdida en este pequeño bosque, rodeada de flores, con el alma vacía y la mente
llena de historias que contar, pero sin tener valor de hacerlo. Sola, con un
bolígrafo y una hoja de papel. Me siento como nunca, libre y a gusto,
observando el bonito paisaje y las hermosas rosas. He pensado: ¿no es paradójico?
Cortamos flores porque nos gustan y pensamos que son hermosas. Y nos cortamos a
nosotros mismos, porque pensamos que no lo somos. Cada uno es como es, con sus
defectos y sin ellos. Tienes que aprender a valorarte porque todos tenemos algo
que nos hace especiales, como este campo de flores. Cada una de estas flores
somos nosotros y aunque las pisoteen, nunca dejarán de ser hermosas”.
Este pequeño campo de flores me enseñó
muchas cosas y desde hoy lo visitaré todos los días.
(De 3º ESO)
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