El pasado siete de Enero
de 2015 una de las sedes de la revista Charlie Hebdo sufrió un atentado
de gravedad en el que murieron doce personas y cuatro resultaron heridas. Este
atentado es uno de los muchos que acaban con nuestra libertad de expresión.
Este derecho se señala en el artículo 19
de la Declaración
de los Derechos Humanos y está reflejado en la mayoría de las constituciones de
los estados democráticos. Entonces... ¿por qué la gente sigue muriendo por dar
su opinión o por sus creencias? Debemos hacer algo para evitar estas
catástrofes, actuar antes de que esto
suceda.
En este siglo XXI
continúan las guerras. A diario vemos en los periódicos y la televisión cómo
miles de niños, mujeres y hombres mueren de hambre o asesinados en bombardeos o
guerras causadas por conflictos entre países. Esto hace que la esperanza por la
paz se vea mermada. Pero, aun así, debemos ser positivos, intentar cambiar la
mentalidad de las personas y aportar nuestro granito de arena. Como dijo Jimi Hendrix,
un gran músico, “Cuando el poder del amor sea más grande que el amor al poder,
el mundo conocerá la paz".
Deberíamos intentar
cambiar algunos aspectos de nuestra sociedad como:
1. Solucionar de manera
pacífica los enfrentamientos entre los países en guerra.
2. Los gobiernos deberían
reducir la venta de armas a otros países que hayan estado en conflictos para
reducir así los conflictos.
3. Ayudar a evolucionar a
los países con problemas económicos o de desarrollo y que sus ciudadanos puedan
tener una mejor vida.
4. Permitir la libertad de
expresión de cada ciudadano de este mundo; permitir la opinión diferente,
siempre con respeto.
A nivel individual:
1. Respetarnos mutuamente,
sin racismos ni exclusiones por ser de
otras religiones, gustos o costumbres.
2. Aportar cada uno el
trocito de paz que llevamos dentro y ayudar a cada persona que lo necesite.
3. Inculcar estos valores
en nuestra sociedad, una sociedad en la que a día de hoy todavía hay personas
que creen ser superiores.
Y para finalizar me
gustaría añadir que la paz no es una utopía, ni un ideal inaccesible, ni un
sueño irrealizable. La paz es posible. Es posible una sociedad sin asesinatos,
sin gente muriendo de hambre, sin atentados y sin diferencias, pero para ello
debe estar presente en nuestra sociedad el perdón, la ayuda y, sobre todo,
debemos rechazar las guerras y la violencia.
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